Publicado el lunes, 25 de junio de 2007

¿Educación para QUÉ ciudadanía?

Estos días se ha reavivado la polémica en torno a la asignatura (en realidad, las asignaturas) de "Educación para la ciudadanía" a raíz de las declaraciones de la Conferencia Episcopal incitando a la "objeción de conciencia" frente a esta materia obligatoria. ¿Los motivos? Pues un poco los de siempre: los valores debe transmitirlos la familia y no la escuela ya que ésta, siguiendo las directrices del gobierno de turno, adoctrina a los niños, vulnerando la libertad educativa que las familias tienen, es decir, el monopolio educativo de los padres sobre los hijos (que para eso son suyos).

La mencionada asignatura, según nos vende el gobierno, pretende “favorecer la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios, que conozcan sus derechos, asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía de forma eficaz y responsable” (BOE, núm. 5, del 5 enero 2007), según leo en Rebelión.

Se oponen los de siempre (no lo escuchen, si no quieren, es el multifacético hombre del renacimiento en pleno siglo XXI...sí, claro, el único, el inconfundible: Mr. César Vidal in person). Y es que, claro, en esta asignatura se tiene la desfachatez de tratar temas tan espinosos como la homosexualidad o la sexualidad responsable, que, vamos, faltaría más que nuestros castos y puros hijos se enteraran de que eso existe. De ahí a pensar por sí mismos, hay un paso. Perdonen que sea tan tajante, pero me parece una soberana gilipollez argumental lo de "a mis hijos sólo les adoctrino yo, que para eso son míos".

Por otro lado, resulta que numerosos colectivos también se oponen, pero por otros motivos, claro está. Unos, porque elimina prácticamente la filosofía del currículo escolar. Otros, argumentan "adoctrina", sin duda, pero en los valores occidentales peor entendidos (derecho a "defender" nuestras fronteras de los inmigrantes, super-Europa que todo lo puede, cómo mola la democracia -y no me lo discutas o te tildo de facha sin despeinarme- y otras cosas por el estilo). Aunque, en gran medida, todo va a depender de los manuales que se utilicen para enseñar dicha asignatura. Los habrá, sospecho, para todos los gustos.

De todas formas, ese llamamiento a la objeción, realizado incluso (y sin ningún tipo de vergüenza) desde las instituciones pública (véase el caso de la Comunidad de Madrid), nos lleva a la eterna pregunta: teniendo en cuenta que el PP ya ha advertido que, en cuanto gane las elecciones, va a cargarse la asignatura y, es de imaginar, que, si el PSOE volviera a ganar, tarde o temprano la restauraría, ¿alguien va a poner alguna vez coto a este vaivén educativo? ¿O cada gobierno va a poder cambiar el sistema de arriba a abajo sin despeinarse ni preocuparse ni nada? ¿Alguien tiene una respuesta para esto? Yo, francamente, me planto.